Café para dos
El antiguo blog de ranita parlanchina, fue dado de baja por alguien, que supongo tendría sus razones para hacerlo. Hace tiempo guardé ciertas cosas; las iré intercalando. Esto fue lo primero que se puso en el blog de rani. He hecho algunos cambios en le texto, pero la idea original no se ha cambiado.
Esta mañana, comentaba algo sobre la memoria, y al final, llegaba a la misma conclusión…la edad señores, la edad. Será una buena terapia recordar meses pasados.
Parece ser que se llamaba Pablo. Parece ser, me dije, porque nadie está obligado a dar su verdadero nombre.
Como cada mañana, orientaba mis pasos hacia la misma cafetería, me sentaba en la misma silla, la misma mesa,..siempre la misma gente. Levanté la mirada del periódico que estaba leyendo, cuando oí una voz que decía:
- Señora, ¿solo o con leche? - era el camarero que me preguntaba como quería el café.
- Con leche por favor. Gracias.
Recuerdo que una persona solía sentarse en la mesa contigua a la mía. Nuestras miradas se habían cruzado alguna vez, cuando absorta en mis pensamientos, hacía un pequeño recorrido visual, de la gente que allí se encontraba. Terminaba el desayuno y me encaminaba al trabajo. Así ocurría día tras día, semana tras semana, mes tras mes...
Pero algo cambiaría esa rutina en la que cada vez estaba más inmersa. Una mañana, al abrir la puerta de la cafetería, tropecé con alguien, “buenos días” me dijo muy educadamente, a lo que yo contesté lo mismo. En un primer momento su cara me fue familiar, pero no recordaba muy bien de qué lo conocía; pero de algo estaba segura, me era cotidiano.
- ¿Le apetece tomar un café?- me preguntó.
- Soy Ana; y sí, acepto su café-.
- Me llamo Pablo, y encantado de que lo acepte.
Reflexiono sobre lo escrito…¿Vemos tanto, que en lo esencial nos hemos vuelto ciegos?.
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